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El diario hebreo Haaretz señaló que las fuerzas armadas sionistas ya empezaron a entregar granadas aturdidoras y bombas de gases lacrimógenos entre los israelíes radicales para que puedan dispersar cualquier manifestación de palestinos y árabes-israelíes.
Según la fuente, el Ejército también delimita las que define como "líneas rojas" de cada asentamiento en la ocupada Cisjordania -pese a que la ONU los considera ilegales- para determinar el área a partir de la cual sería lícito disparar y reprimir a los activistas.
En concreto, hay dos líneas para cada colonia. En la primera de ellas y más alejada del asentamiento se podrá lanzar gases lacrimógenos y usar otros medios para desalojar a los palestinos, si la cruzaran, mientras en la segunda el Ejército podrá disparar a las piernas.
Un portavoz castrense admitió que también se proporciona "entrenamiento especial" a los jefes de seguridad de esos territorios y a sus equipos en bases del Ejército, además de que muchos colonos ya tienen en su poder rifles de asalto y pistolas.
El rotativo comenta que las autoridades de Tel Aviv dan por sentado que la aprobación por la Asamblea General de la ONU de una declaración de independencia de Palestina -que actualmente está ocupada por Israel- desataría celebraciones públicas y actos reivindicativos".
Como parte de la denominada "Operación Semillas de Verano", las fuerzas armadas sionistas "están manteniendo un diálogo profesional con elementos del liderazgo de los asentamientos y con personal de seguridad", indicó la fuente de Haaretz.
Añadió que "se invierten muchos recursos en entrenar agentes desde el punto de vista defensivo y en prepararlos para cualquier escenario. El Comando Central completó recientemente el entrenamiento a pelotones de respuesta de emergencia y éste adiestramiento sigue en marcha".
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