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lunes, junio 4


El silencio de los guerrilleros

Entrevista digital a Jorge Lofredo, director del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema),  el 13 de mayo de 2012




1.- El pasado 10 de abril no hubo los tradicionales comunicados de grupos guerrilleros recordando a Zapata. ¿Sabes la razón?, ¿repliegue?, ¿silencio táctico?, ¿desorganización?


No es la primera vez que obvian fechas de referencia: las organizaciones parecen haber roto con la lógica estricta de efeméride, como puede observarse desde hace bastante tiempo atrás. Se trata de una forma de superar la dinámica de organizaciones de referencia y testimoniales.
 La efeméride refiere a una coyuntura que no pierde su valor intrínseco ni su vigencia pero que va superándose paulatinamente; por lo tanto, lejos del olvido, la fecha de relevancia se reivindica –cualquiera que ésta sea– pero de otra forma.

 Como meros ejemplos, es posible encontrar a una campaña militar denominada Lucio Cabañas (como ya lo ha hecho el EPR) o, para el caso, no resulta extraño que un comando se presente bajo el nombre de Emiliano Zapata, Flores Magón, etcétera. (Y, como ejemplo contrario: ninguna de estas siglas ha reivindicado la efeméride de Francisco Javier Mina, lo cual no impidió que así se denomine el destacamento del EPR que actuó en Guanajuato contra los ductos de Pemex.)

 Sin embargo, ello no quiere decir que no recurran nuevamente a referirse a íconos y símbolos con los cuales se sienten identificados o movidos a comunicar recordatorios en fechas determinadas, sino que simplemente ya no se trata de una situación clave o indispensable en sus políticas.

Estas organizaciones parecen haber logrado asimilar las figuras de relevancia en su interior y lo que se procura comunicar “hacia fuera” es precisamente esto: la imagen del héroe fundida con el de la organización, intentando demostrar que una sea indivisible de la otra. Para el grupo es un aspecto más del proceso de legitimación a través de la hipóstasis.






2.- Los comités estatales del EPR han estado muy activos enviando comunicados estos días. Han renovado la esperanza en la Comed. Han criticado a los partidos PRI y PAN. Condenan la represión a normalistas michoacanos. Saludos a madres y obreros. Sé que por lo general no participan pero tampoco bloquean elecciones. ¿Qué opinión te merece esta táctica eperrista en 2012?






“Activarse”, “reactivarse” y “desactivarse” es parte de la táctica de la mayoría de los grupos guerrilleros, y no sólo los mexicanos, que se encuentra dentro del margen de imprevisibilidad (o “factor sorpresa”, donde todo parece “posible” en cualquier momento) que están obligados a recurrir debido a la asimetría en su compulsa de fuerzas respecto al Estado.

Es también una medida de seguridad –invisible/visible, subterráneo/superficie– pero además, y en este caso quizá lo más importante, es una señal política. Tiempo después de la desaparición de sus dos miembros en 2007 y tras hacer público una serie de problemas al interior de la organización, el EPR desautorizó a expresar en nombre de la organización a cualquier comité zonal, siendo el Comité de Prensa y Propaganda la única instancia autorizada por el partido para emitir comunicados.

 Ello, paulatinamente, ha variado hasta llegar a esta fecha donde, como se ha visto, los comités estatales o zonales parecen haber cobrado nuevamente voz. (Es el emergente de una situación más profunda al interior de la organización que, al volver a esta coyuntura, indica que lo que en algún momento fue un conflicto en sus estructuras hoy ya está superado.)

 Pero esta cuestión tiene, además, otra explicación coyuntural: 1) la cercanía del quinto aniversario de las desapariciones; y 2) el desarrollo del proceso electoral.




A renglón seguido, conviene desarrollar ambas situaciones: 1) este 25 de mayo se cumplirán cinco años de las desapariciones de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya y, por paradójico que resulte, esta es una efeméride donde el grupo buscará amplificarla como demanda social, propia y legitimadora.

 La solicitud reciente a la Comisión de Mediación para conocer el desarrollo de las gestiones sobre su paradero apunta a esa situación, sin dejar de lado que, en un anterior comunicado, el EPR puso en claro que los tiempos se agotan y cualquier respuesta que no resulte de conocer fehacientemente lo sucedido con ellos volverá la situación a un “punto cero” para el grupo, lo que significa que se sentirá liberado de cualquier compromiso y podrá dar por concluida la tregua militar.

 No obstante, mientras que ésta perdure no es previsible un retorno a la campaña político-militar que inició en 2007, la cual, por cierto, no ha dado por concluida. Pero para que ello fuese así –la vuelta a producir acciones político-militares– le demandaría al EPR exponer públicamente la solicitud de cese en sus funciones de la Comed, hecho harto difícil ya que debiera ser un pedido formal, puntual, políticamente atendible y que no se resolvería en un solo comunicado o acto sino que debiera referirse a un proceso político ante el cual está obligado a explicitar puntualmente sus razones.

 Esa solicitud, además, interrumpiría las gestiones internacionales que se están realizando a tal efecto ya que también tendría que rendir cuentas a los familiares de las víctimas y otras organizaciones e instancias que piden por la aparición de los desaparecidos. Todo ello por un lado.

 Por otro: 2) una posible irrupción político-militar durante el desarrollo del proceso electoral no sólo rompería con la lógica histórica de no boicotear las elecciones sino que agregaría una alta cuota de incertidumbre a dicho proceso eleccionario del cual se autoexcluirían automáticamente ya que, al presentarse como ruptura radical a la democracia electoral, perderían toda posibilidad de resonancia de sus posicionamientos políticos y, peor aún, se volverían funcionales a los argumentos de los sectores políticos y sociales que reclaman mayor seguridad, continuidad de la presencia del ejército en calles y comunidades, y prolongación del “estado de excepción” de facto que vienen sosteniendo en sus escritos por la guerra contra el narcotráfico.

La entrada militar del EPR en el actual escenario correría el eje de la discusión hacia otra variable falaz, pero igualmente contundente, de violencia/democracia, que servirá para abroquelar a toda la clase política y a la opinión pública en su contra. Y ello porque hoy la guerrilla no es tema de discusión ni debate, por tanto la amplificación informativa de sus demandas es menos costosa y más probable a través de la emisión de textos y generando algún “ruido” en los medios masivos de comunicación a partir de la solicitud por los desaparecidos, el llamado a no votar por algún u otro candidato o cualquier otra circunstancia que surja dentro de esos marcos. Y este quinto aniversario parece ser un momento clave.




 De hecho, con la sola emisión de un comunicado se la ha pretendido involucrar con los estudiantes de Michoacán, tal como señaló a los medios el actual gobierno estatal de esa entidad. Involucrar a la guerrilla suena como excusa ya superada pero recurrente frente a la incapacidad de hacer frente a un conflicto social o político, pero también es un atajo para imponer el miedo en la sociedad y legitimar el accionar gubernamental.

 Lo peligroso de involucrarla a ese nivel, es que posiblemente sirva en preparar el terreno para la represión, como muchos ejemplos inmediatos así lo demuestran. (Atenco, Oaxaca, Guerrero, recientemente con los miembros del movimiento que encabeza Sicilia, etcétera.) Debido a que no puede hacer frente al conflicto lo “militariza”, y a los manifestantes les confiere un status semejante al de “combatientes”.




3.- ¿Qué se sabe del ERPI y de las otras organizaciones?




Es muy poco lo que se sabe del ERPI y la poca información que circula sobre éste es confusa, contradictoria, errática y no confiable.

 Lo último conocido públicamente ha sido el deslinde del “caso Diego” a fines de septiembre de 2010. (Sus comunicados inmediatamente anteriores también mostraban distancia en el tiempo: uno referido al 7 de junio del mismo año sobre la masacre de El Charco y otro que anunció el asesinato del comandante Ramiro.) Luego de ello, ha caído en un pronunciado silencio al igual que la mayoría de las otras organizaciones eperristas (con excepción del EPR y en menor medida de FARP que si ha distribuido textos propios en este año).

 El caso de las otras organizaciones resulta llamativo debido a que, por lo general, mantenían fluido el canal de expresión vía textos, realizando conferencias de prensa y, con anterioridad, consumando acciones menores político-militares. Como ejemplo mensurable, TDR-EP y el MRLCB, que junto a otras organizaciones menos conocidas conforman la Coordinación Revolucionaria, llevan más de un año sin dar a conocer públicamente ninguna clase de textos, o periódicos partidarios ni partes políticos; ello, desde marzo-abril de 2011.

Semejante es el caso del Comando 28 de Junio, que desde junio del mismo año no se han pronunciado. Aún así, se han conocido otras situaciones en las cuales han producido silencios y ello no significa necesariamente alguna suerte de crisis o problemas internos sino que puede ser una decisión táctica-estratégica que, sin embargo, este año electoral podría ser un detonador para volver a expresar sus respectivos posicionamientos políticos.

De hecho, ambas organizaciones se han mostrado muy activas, en lo que refiere a la emisión de comunicados, durante el proceso electoral de 2006. Son organizaciones que siempre han tomado la palabra y augurar que seguirá por ese camino tanto como afirmar lo contrario resultaría un ejercicio ocioso pues, por una parte, la imprevisibilidad refiere a una condición básica del accionar clandestino y, por otra, no será más que una mera especulación, viciada siempre de gran cuota de intencionalidad política en contrario a su misma existencia.

Sin embargo, aunque es una caja de resonancia para estas cuestiones, un anuncio de envergadura proveniente de este ámbito podría evaluarse que el mismo quedaría sepultado por la avalancha informativa sobre las elecciones y sus candidatos. No obstante, vale reconocerlo, este es uno de los silencios más profundos que han protagonizado este sector de las organizaciones clandestinas.

 Sólo como mero ejemplo, el asesinato de Acosta Chaparro no ha merecido, hasta el momento, la referencia de ninguna de las organizaciones existentes, a excepción del EPR que le ha dedicado un párrafo en su comunicado del 1º de mayo pasado.

 Lo que resta considerar es que, ante la existencia de hechos coyunturales sobre los cuales estas organizaciones suelen pronunciarse, se está produciendo un vacío de información de ese sector sobre el cual aún no se puede establecer el parámetro de importancia del mismo pero que, y más importante aún, ese hecho –o sea, producir vacío a partir del silencio– expresa alguna otra circunstancia que aún no se revela, por lo que no puede mensurarse su importancia ni su dirección.

Si la emisión de un comunicado es una decisión política, el silencio también lo es; por lo tanto, es esperable que en este año electoral se devele.




4.- Los anarquistas han detenido acciones, ¿te dice algo esto?




También han incurrido en una suerte de silencio, aunque no es equiparable esta con la circunstancia de las otras organizaciones. En este caso particular es de considerar lo que parece suceder respecto a una sensible baja de las acciones de organizaciones anarquistas también en el resto del continente, aunque no por ello signifique alguna idea de abandonar las actividades que llevan a cabo.
Pero este caso es particular porque muchas de las acciones que realizan, y que en muchos casos también reivindican, no son “mostradas” por los medios de comunicación masivos y sólo se puede saber de ellas exclusivamente por la prensa alternativa. Sin embargo, lo que no es mostrado no significa que no suceda.
Al igual, en sus fanzines no se encuentra tampoco la reivindicación de nuevas acciones, en lo que respecta a México, y si sobre lo ocurre en otras partes, mucho de ello referido a los grupos que operan en Europa.
 A menudo, las acciones anarquistas son presentadas en los medios masivos como actos sin sentido, irracionales, y con ello no se permite desgranar la connotación profundamente política y de protesta que éstos implican en una sociedad. Y un camino elegido para ello es presentarlos como irracionales o decididamente como “locos”, donde a sus acciones se las muestran como insólitas, desvariadas o, peor aún, delincuenciales. Y esto no es así.
No obstante, estos grupos puede que resulten un poco más vulnerables al accionar policial que las organizaciones marxistas y es posible que lo que está ocurriendo sea una mayor preocupación y, en consecuencia, también mayor persecución a estos sectores.
 Y lo que no se entiende, o no se quiere entender o dar a conocer, políticamente del anarquismo es que tiene una carga política clarísima. Y, tal vez, este lapso en (presunto) silencio también contenga elementos políticos que son incapaces de ser percibidos “desde fuera” porque sus tiempos son distintos al ruido mediático que tiene, por ejemplo, el proceso electoral.
Pero es posible también considerar que los grupos anarquistas recurren al mismo elemento de la imprevisibilidad para actuar, cuyos golpes no pueden ser advertidos de antemano. En este punto, es factible considerar que sólo se trata de un momento dentro de una estrategia de una lucha más amplia.

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