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EL NO LUGAR INFINITO. LA REALIDAD Y ALGUNOS FRAGMENTOS QUE LA COMPONEN. SOLO TENEMOS UNA PREGUNTA, QUE INTENTAMOS DEFINIR EN NOSOTROS.. ¿QUE ES LA LIBERTAD?
lunes, junio 3
Anarquismo en México
Plotino Rhodakanaty, el viajero intelectual y la crítica del liberalismo
En su seminal ensayo “Traveling Theory,” Edward W. Said habla de un imperativo crítico inherente a la historia de las ideas: “preservar una creencia modesta, quizá cada vez más reducida, en la comunidad humana no coercitiva”. La afirmación de Said concluye un texto cuya idea central es la importancia de rastrear la forma en que el pensamiento se mueve entre cartografías, negociando similitudes y resistencias, circulando en lo que Said llama “el más ancho mundo político donde cosas como las humanidades o los grandes clásicos deben ser vistos como pequeñas provincias de la aventura humana”. La frase de Said tiene a mi parecer mucha resonancia respecto al tema que nos reúne en esta conferencia, los viajes y viajeros, y al que nos reúne en este panel, la crítica al liberalismo, porque la posibilidad de imaginar dichas comunidades no coercitivas y la circulación a través de la geografía y el tiempo de las ideas y pensadores que las sustentan son condiciones indispensables para establecer una postura crítica frente a aquellos sistemas que, como la matriz liberal mexicana, han estado en el centro de procesos de poder y hegemonía. Quisiera partir en lo que sigue la intuición de Said, planteando la importancia de entender como dichas teorías y viajeros interactúan con momentos de desarticulación y rearticulación de un sistema de saberes que sustenta el medio intelectual de un momento histórico.
Quizá el ejemplo más sugerente del proceso que busco describir aquí es el anarquista griego Plotino Rhodakanaty. Nacido en Atenas en 1824, Rhodakanaty adquirió conocimiento del utopismo socialista del siglo XIX en los alrededores de las revoluciones del 48, cuando viaja en 1850 a París a estudiar con Pierre-Joseph Proudhon, el autor de una de las más influyentes críticas del concepto liberal de propiedad. Rhodakanaty llega a México en 1861 originalmente atraído al país por una reforma agraria impulsada por Ignacio Comonfort que cambiaba los términos de la propiedad rural y daba derechos de ciudadanía a los extranjeros que llegaran al país. Cuando Rhodakanaty llega a Veracruz, sin embargo, durante la restauración del juarismo, dicha ley perdió vigencia y su experiencia observando la pobreza rural lo convirtió en uno de los pensadores políticos más influyentes de su tiempo, estableciendo sobre todo relaciones con grupos campesinos radicales, que él interpretaba como utopías fourieristas en potencia que luchaban contra la opresión de un Estado fundado en nociones injustas de la propiedad. Enemigo de lo que llamaba los “economistas políticos que nada han podido hacer para mejorar la condición de los pobres y difundir la riqueza pública entre todas las clases de la sociedad”, Rhodakanaty fue uno de los primeros teóricos de la idea del socialismo como base de una comunidad de justicia y dignidad, en oposición directa a la contradicción entre las nociones de ciudadanía emergida del constitucionalismo liberal y la visible realidad de una pobreza devastadora e inabarcable. No es mi intención aquí narrar una biografía de Rhodakanaty o proponer una lectura detenida de sus textos. Estas dos tareas han sido ya llevadas a cabo de manera admirable por Carlos Illades, quien ha editado sus textos en dos colecciones modernas, y escrito un libro sobre el pensador griego, otro que lo ubica en una tradición de socialismos utópicos del siglo XIX y un par más que exploran los antecedentes y las consecuencias del pensamiento de Rhodakanaty en México. Más bien, quiero explorar aquí las condiciones de posibilidad y el efecto que tiene la llegada de un utopista griego, lector del panteísmo spinozista, converso eventual al mormonismo y aficionado de la frenología justo en el momento en el que la matriz liberal mexicana se está reconstruyendo como discurso hegemónico: el periodo que va de la promulgación de las Leyes de Reforma en 1857 y la consolidación del Porfiriato en 1885, una de cuyas consecuencias es la brutal represión de figuras como Rhodakanaty.
Para entender a Rhodakanaty, es preciso recordar que el México de 1860 era un periodo de apertura del régimen discursivo de la política mexicana debido al gradual agotamiento de la oposición entre liberales y conservadores que rigió la vida nacional mexicana hasta ese momento y que encontraría su punto final de desarticulación con la conclusión de la Intervención Francesa en 1867. Críticos e historiadores como Illades, Carlos Rama y José Valadés han mostrado que México siempre tuvo una relación cercana con el pensamiento socialista y utopista. Vienen a la mente, por ejemplo, el pensamiento del norteamericano Robert Owen en los años veinte, quien se interesó por la idea de una comunidad utópica en el norte de México como una posibilidad de evitar una guerra con Estados Unidos o la figura de Víctor Considerant quien defendió a México de la intervención francesa en sus Cartas al Mariscal Bazaine. Incluso Melchor Ocampo, uno de representantes mayores del liberalismo mexicano comenzó a familiarizarse con el pensamiento de Fourier y Proudhon alrededor de 1860, justo en el momento en que el juarismo establecía la normalización de relaciones en Estados Unidos. El punto aquí es que la llegada de Rhodakanaty sucede en el marco de una serie de acontecimientos históricos y políticos que permiten quiebres y aporías en la matriz liberal-conservadora que había regido buena parte del siglo XIX mexicano. Las leyes de Reforma fueron la primera instancia de teorización constitucional de las doctrinas de soberanía popular, que dictaban la facultad exclusiva del pueblo de dictar leyes y ejercer el poder sobre la nación. En un artículo del 14 de febrero de 1857, Francisco Zarco, uno de los arquitectos de las Leyes de Reforma, platea: “Cuando la Constitución a nadie excluye, cuando entrega el poder al pueblo para que el pueblo se gobierne por sí mismo, no hay pretexto para no aceptar el nuevo orden legal. En él caben todos los programas, todas las aspiraciones legítimas, y en él es posible la lucha de todos los hombres”. Esta retórica se construye en una paradoja central a la historia del liberalismo en México. Por un lado vemos la manera en que el liberalismo deviene matriz liberal, al convertirse en el centro de la reflexión política del país y al presentarse a sí mismo como espacio desde el cual constituye la totalidad del orden legal con base en la soberanía popular. Y por otro, en relación con el tema de mi ponencia, permite a pensadores radicales como Rhodakanaty clamar rupturas fundamentales del dicho orden constitucional con base al ejercicio de la soberanía popular basada en la constitución misma. Las llamadas constantes de Rhodakanaty a la Revolución social desde la razón eran intentos de demostrar la existencia de una política por fuera del absolutismo constitucional del Estado y, en estos términos, debemos considerarlo un antecedente fundamental a la ruptura del orden liberal en 1910.
En su “contrahistoria del liberalismo” el pensador italiano Domenico Losurdo nos recuerda que socialistas como Proudhon, una de las influencias de Rhodakanaty, objetaban fuertemente la tensión entre la doctrina liberal del laissez-faire y el enorme grado de control social que la legislación liberal ejercía sobre cuestiones como el matrimonio y la vagancia. El pensamiento de autores como Rodhakanaty florece por encima de esta tensión llevando la idea de la soberanía popular a una ideología que se basa en un comunitarismo ejercido con base a dicha soberanía, haciendo del control social una forma de acto que emerge no del marco legal sino de la relación comunitaria entre ciudadanos. En su “Cartilla socialista” de 1879, Rhodakanaty claramente funda las condiciones de posibilidad de su comunidad en la doctrina de la soberanía popular: “Queda establecido que la escuela societaria, que intenta imponer su sistema a la sociedad actual por otra fuerza que la espontánea y voluntad y libre aceptación del público convencido de su bondad; que sólo aspira a darlo a conocer por medio de la propaganda escrita y oral y a hacerlo juzgar por la vía de la que atacan con tanta furia el orden de cosas existente, no lo realiza por sí mismo y libremente después de que haya podido conocerlo y juzgarlo por experiencias locales convenientemente realizadas”. Este argumento se basa en la idea de que la única manera de transformar a la sociedad radica en la demostración pública y científica del bien contenido en el socialismo fourierista para que su emergencia en orden social se dé con base a la misma soberanía popular planteada por la constitución liberal, pero utilizada para la subversión misma del orden constitucional que Rhodakanaty considera “radicalmente vicioso” por su mantenimiento de la desigualdad social de las clases campesinas y trabajadoras. Sin profundizar en la lectura del contenido específico de la comuna de Rhodakanaty, algo que excede el tiempo que tengo aquí, me interesa plantear dos puntos. Primero, la perspectiva de viajero de Rhodakanaty le permite transmutar al contexto mexicano la coyuntura revolucionaria europea de 1848 a través de su adopción de una idea, la soberanía popular, que en México emerge a partir de la consagración final del liberalismo como matriz fundamental de pensamiento político en México. Sin embargo, al consolidarse como orden constitucional absoluto, el liberalismo pone sobre la mesa los dos quiebres que permitirán todo el pensamiento exterior al liberalismo de ahí en adelante. Por la derecha, como sabemos, vendrán distintos intentos de restauración del orden eclesiástico que desembocarán décadas más adelante en la Guerra Cristera. Por la izquierda emergen figuras como Rhodakanaty, quienes adoptan a la soberanía popular como el punto de fuga del liberalismo mismo.
Quizá una de las intervenciones más intelectuales de Rhodakanaty fue su adopción del neopanteísmo de Baruch de Spinoza en el medio del auge intelectual del positivismo en México. Spinoza ocupa un espacio particular en la historia del liberalismo. Pensadores liberales como Isaiah Berlin ubican en el filósofo judío un modelo filosófico que comienza por liberar al individuo del error social pero termina por esclavizarlo. Sin embargo, autores más recientes como Steven B. Smith han demostrado que Spinoza en realidad ofrece una teoría de la libertad mucho más compleja de la ejercida en tradiciones centrales del liberalismo. La adopción del Spinozismo de parte de Rhodakanaty lo alinea a tradiciones de crítica del positivismo que, algunos años después, serían centrales para pensar alternativas a la crisis de la escuela comteana. Entre los lectores de Spinoza en México se encuentran Alfonso Reyes y Antonio Caso, mientras que Henri Bergson, referencia fundamental para el anti-positivismo vasconcelista, parte también del Spinozismo. Rhodakanaty, pues, es una de las primeras figuras que entiende el panteísmo spinozista como una alternativa filosófica tanto al deísmo liberal como al catolicismo aún reinante en México. Ciertamente podría plantearse que la condición de posibilidad de dicho planteamiento es el proceso de secularización iniciado por la Reforma, ya que la separación entre Iglesia y Estado abre la necesidad de una forma de articulación de lo religioso en una sociedad comunitaria. Esto lo intuye Rhodakanaty en un texto de 1872 titulado “La religión ortodoxa”, donde plantea que, ante una “ opinión pública [que] fluctúa en México entre la educación viciada de los romanos y la incredulidad del sistema protestante” es necesario pensar “lo espiritual” como la “negación de lo temporal”. Al desterrar a la Iglesia del terreno de lo institucional y al establecer a Dios como el todo de la comunidad, Rhodakanaty abre el espacio para el socialismo en México: “He aquí la profecía más clarividente del porvenir del mundo, pero cuya áncora de salvación es el socialismo que debe armonizar los instintos feroces del hambre y la miseria con su espíritu solidario y organizador entre el capital y el trabajo”.
En su reciente libro Against Democracy, el crítico Simon During plantea que la meta central de los estudios literarios debe ser la reconstrucción de una crítica a la democracia debido a que, en el contexto del capitalismo neoliberal, la democracia ha demostrado su fracaso sistémico en tres dimensiones: distributiva (debido a la pobreza), administrativa (debido al amplio ciclo de crisis económica) y experiencial (debido a su incapacidad de garantizar la libertad social para todos. La lectura retrospectiva de Rhodakanaty nos demuestra no sólo la existencia de un archivo de crítica democrática en el momento de sedimentación y totalización de la matriz liberal en el imaginario político mexicano. Observamos en su obra también los orígenes de la preocupación respecto al fracaso sistémico del aparato democrático liberal mexicano desde el momento mismo de la Reforma juarista. Si bien las ideas de Rhodakanaty son indiscutiblemente excéntricas para un lector contemporáneo (basta leer su extraña invitación a la Iglesia mormona para establecerse en México o recordar que parte de su trabajo se publicó en El craneoscopio, una revista de cariz frenológico), su obra habla de una crisis fundamental entre el discurso de libertades del constitucionalismo en México y las profundas desigualdades que el sistema liberal nunca ha logrado confrontar. El viajero que llegó a México con la promesa de tierra y libertad (mismos ideales que animarían el levantamiento zapatista) encontró una sociedad de desigualdades fuertemente desfasada de las promesas de su modernidad. Las palabras publicadas por Rhodakanaty en el periódico El Combate el 8 de junio de 1877 serían una profecía: “Nosotros estamos persuadidos del advenimiento próximo, pero necesario, de esa revolución social en México, porque sinceros y apasionados partidarios de la santa causa de los pueblos nos hemos abocado oficiosamente de la misión de ilustrar a las masas, dirigirlas por el sendero de la razón y de la justicia, excitarlas a que reclamen sus derechos conculcados por la tiránica férula de sus dominadores, atender sus quejas, consolarlas en el hogar y enjugar el eterno llanto de su desgracia, envolviendo su descarnado y macilento porvenir, no en el negro sudario de la resignación sino en la bandera roja de su transfiguración social”. Estas son las palabras de un viajero forjado tensado entre la derrota revolucionaria en Europa y la impaciencia ante un liberalismo que nunca estuvo a la altura de sus promesas. En esta tensión nace en México una línea de pensar distinto que tendría consecuencias a lo largo de la historia. Cabe recordar que tan sólo una generación después Ricardo Flores Magón haría eco de la promesa socialista en busca de romper con ese mismo Porfiriato que expulsó a Rhodakanaty y destruyó a sus aliados en México. El espíritu de Rhodakanaty, su rabia ante la injusticia y su pasión ante el ideal de tierra y libertad, encontraría su eco en noviembre de 1911, en el Plan de Ayala, donde, en otro momento de quiebre del pensamiento liberal, Emiliano Zapata enunciaría una demanda muy semejante a la publicada en El Combate: “En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos, no son más dueños que del terreno que pisan, sufriendo los horrores de la miseria sin poder mejorar su condición social ni poder dedicarse á la industria ó á la agricultura por estar monopolizados en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas por esta causa se expropiarán previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios á los poderosos propietarios de ellos, á fin de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos ó campos de sembradura ó de labor, y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos”. El viajero griego y el líder campesino mexicano son, juntos, parte de esa comunidad crítica de los fracasos sistémicos de la democracia y el liberalismo mexicanos que debemos rememorar siempre y que le dan sentido al pensamiento político y a la siempre elusiva soberanía popular. Al recuperar el apasionado excentricismo de Rhodakanaty, el viajero con el que vinieron ideas que reaparecerían en momentos de quiebre institucional y deseo de libertad en México, se reinventa esa promesa de comunidad no coercitiva que Said plantea en la idea con la que inicié esta ponencia y que quizá siga siendo una de las promesas que le quedan a la crítica cultural.
Plotino Constantino Rhodakanaty: Introducción a un Anarquista Mormón
Plotino Constantino Rhodakanaty: Introducción a un Anarquista Mormón
Por Jason M. Brown y Christopher J. Nielsen
Traducido por George E. Brooks
¡Pueblos! No más gobiernos.
¡Gobiernos! No más leyes positivas.
¡Leyes! Protección, naturalidad y nada de embrollos ni de sofismas.
Tal es la triple condición de la regeneración social. –Rhodakanaty, 1877
Introducción
Mientras hablamos con un trabajador de Colecciones Especiales en la Biblioteca BYU, otro trabajador—un joven muy pulcro—escuchó nuestra conversación con la ancianita que nos estaba ayudando.
—Sí, fue el primer converso Mormón en México. Resulta que también fue anarquista declarado.
—Cuál fue su nombre? —interrumpió el joven, con curiosidad.
—Plotino
—Plotino Rhodakanaty—dijo uno de nosotros.
—Hmm, serví mi misión en México, pero nunca he oído de él. —Se encogió los hombros y se fue.
El tema de este artículo mantiene una posición prominente en la historia Mormona, Mexicana y radical; sin embargo, es prácticamente desconocido a los miembros de la comunidad mormona. Plotino Constantino Rhodakanaty, un inmigrante griego a México, que fue contemporáneo de Brigham Young y John Taylor, llegó a ser el primer Mormón, el primer Elder ordenado y el primer presidente de rama en México. Aunque al final dejó la iglesia, a Rhodakanaty no se le puede descartar como “converso débil,” o como uno que no estuviera dispuesto a hacer sacrificios. Al contrario, Rhodakanaty estaba demasiado dedicado a lo que él entendió como el evangelio. Y su impaciencia con la decisión de los líderes de la Iglesia de no implementar asentamientos comunales al estilo Orden Unido en México durante ese periodo temprano le costó a la iglesia un aliado entregado y ardiente.
Rhodakanaty también fue de las primeras influencias radicales en los movimientos obreros, agrarios y anarquista-socialistas en México. Su panfleto “Cartilla Socialista-Republicano” fue de los primerísimos folletos socialistas en México y expuso una visión por comunidades socialistas utópicas. Al llegar a México, inmediatamente abrió una escuela para campesinos e indios, fundó la primera organización socialista en México (La Social), organizó el primer congreso obrero y fue un defensor comprometido a los derechos de la mujer.
Esperamos proporcionar una breve introducción a este personaje oscuro sin embargo importante en la historia mormona, Mexicana y radical. También nos interesa explorar brevemente lo que fue del mormonismo que atrajo este joven radical. Encontramos a Rhodakanaty una figura inspirador que personifica las paradojas aparentes del intentar reconciliar las ideas religiosas y políticas a una cosmología integral. Además indica una crítica sistemática del capitalismo en términos ético-espirituales que busca proveer una resistencia significativa y constructiva, y alternativas a las injusticias creadas por ese sistema.
Vida Temprana e Inmigración a México
Plotino Constantino Rhodakanaty nació en Athens, Grecia el 14 de octubre de 1828. Su madre fue austriaca y su padre fue griego; ambos venían de orígenes cómodos. Su padre fue doctor y escritor, pero murió en combate durante la exitosa guerra griega de independencia del Imperio Otomano. Luego Rhodakanaty se mudó a Viena para vivir con su madre y la familia de ella donde también comenzó sus estudios en medicina. En 1848, el joven estudiante se mudó a Berlín para continuar sus estudios, pero pronto comenzó nutrir un amor profundo por la filosofía. En particular le gustaba Hegel, pero leía ampliamente. Mientras era estudiante en Berlín, se involucró en la política y viajó a Budapest para participar en una revuelta a favor de la independencia de Hungría, la cual fue brutalmente sofocada.
En 1850 Rhodakanaty viajó a Paris donde se quedaría hasta 1857 para conocer personalmente a uno de sus escritores favoritos: anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon. Mientras estaba en Paris, Rhodakanaty continuó su estudio de la filosofía y aparentemente conoció a varios exiliados de México que le dijeron al joven idealista en cuanto a la intención del Presidente de México Ignacio Comonfort de promover la colonización al ofrecer terrenos a los extranjeros dispuestos de establecerse en México. Entusiasmado por la posibilidad de tierra gratuita, Rhodakanaty se mudó a España para aprender el español en preparación para viajar a México. Sin embargo, en 1857 Comonfort fue depuesto en las guerras de La Reforma. Al escuchar las noticias Rhodakanaty decidió quedarse en España y continuar su estudio del español y publicar su primera obra filosófica titulada “De la Naturaleza.”
Los Fundamentos Filosóficos y Políticos de Rhodakanaty
A muchos Mormones el intentar reconciliar la filosofía y el evangelio les parece un asunto arriesgado. Pero fue precisamente a causa de su educación sólida en la filosofía que Rhodakanaty llego a aceptar las enseñanzas de la Iglesia mormona. Cuando encontró El Libro de Mormón en 1875, él comprendió sus enseñazas como una confirmación de la filosofía que él había desarrollado tras muchos años de estudio intenso de la metafísica y la filosofía social.
Rhodakanaty recurrió a varios pensadores, principalmente Baruch Spinoza, Charles Fourier, Joseph Proudhon y Friedrich Schelling para desarrollar un armazón que eventualmente llamaría “Metafísica Transcendental.” Los principios fundamentales de su pensamiento trataban de la conexión esencial y la armonía potencial que él pensó que existía entre el mundo humano y el natural, la accesibilidad de Dios, el carácter fundamentalmente social de los seres humanos, y la perfectibilidad de los individuos y de las sociedades.
De todos los filósofos que Rhodakanaty estudió, Spinoza probablemente le tuvo la influencia más profunda. De Spinoza, retuvo la idea que la naturaleza es, de cierta manera, coextensivo con Dios, que no es necesariamente decir que sean la misma cosa, sino que Dios no exista fuera de la naturaleza; más bien, ambos existen en el mismo plano y todos los atributos de la naturaleza siguen necesariamente de los atributos infinitos de Dios. Así que ambos son partes de una totalidad en la cual Dios es la fuerza creativa infinita. En otras palabras, hay una analogía estructural entre Dios y la naturaleza y, ya que los seres humanos son parte de la naturaleza, entre los humanos y Dios. Además—y en esto recurrió a Schelling así como a Spinoza—la psique humana se considera tan real como el mundo objetivo, como incrustado en este. Por lo tanto, Rhodakanaty pensaba que los seres humanos eran capaces de entender la estructura originaria de la armonía entre Dios, la naturaleza y los individuos y las sociedades humanas. Se podrían resolver los problemas y desequilibrios sociales, entonces, por medio de un esfuerzo de entender esto y luego reorganizar las sociedades de acuerdo con esta armonía necesaria y natural.
Rhodakanaty contrapuso su pensamiento a los modelos positivistas predominantes de su día, que, dado el hecho de que el positivismo llegaría a ser algo como doctrina oficial del Porfiriato—bajo el cual luego viviría en México—fue una jugada concienzudamente política. El positivismo, para simplificar un poco, es esencialmente la teoría de que solamente lo que se puede verificar empíricamente se puede considerar real o verdadero. Rhodakanaty criticaba este modo de pensar porque solamente podía explicar, de una manera a posteriori, eventos aislados perceptibles por medio de la experiencia sentida individual. Vio este método como terriblemente limitado ya que no podía explicar la realidad de la psique, la existencia de las verdades morales, ni la armonía e interconexión de la naturaleza que él consideraba tan fundamental. Además, según el parecer de Rhodakanaty, el positivismo se aliaba completamente con el capitalismo explotador y el gobierno opresivo ya que, por una parte, solía justificar la ideología de competición individualista despiadada del capitalismo y, por otra parte, se usaba frecuentemente para respaldar la política de diseños sociales jerárquicos.
De ninguna manera se oponía Rhodakanaty a la ciencia o al concepto del progreso que tanto motivaba mucho del pensamiento de su tiempo. Lo que criticaba en muchos armazones filosóficos, políticos, y económicos del siglo XIX fue la manera en que el individuo se veía principalmente como la fuerza motivadora y el fin supremo del progreso. Desde la Ilustración, los pensadores habían llegado a ver al individuo como perfectible y, por lo general, las cuestiones políticas se reducían al asunto de cómo mantener la sociedad estructurada de tal manera que la gente no violara los derechos del individuo ni impidiera el desarrollo de este. Rhodakanaty estuvo de acuerdo que las personas eran perfectibles pero llevó esto más adelante, diciendo que las sociedades—lejos de ser meramente un mal necesario—también eran perfectibles y, además, eran una condición para la perfección individual. En su manera, proponía divergir de la idea de Rousseau del contrato social, el cual esencialmente tomaba a la sociedad como mecanismo para proteger a los individuos de otros individuos. Él estuvo de acuerdo que el vivir juntos obviamente suponía un pacto, pero que este pacto llevaba a un estado de existencia más alto y armonioso, sin el cual no sería posible el progreso. Para Rhodakanaty no había individuos perfectibles sin sociedades perfectibles.
En la versión del contrato social de Rhodakanaty, no era necesario que el gobierno impusiera el orden desde arriba ya que la gente no le entraría por el miedo de unos a otros sino por un deseo mutuo de progreso colectivo. Además, él pensaba que los gobiernos jerárquicos por lo general eran el origen de los problemas que pretendían resolver. En este punto, Rhodakanaty fue influenciado por el filósofo social Charles Fourier y el anarquista Pierre-Joseph Proudhon. Para estos pesadores, muchos si no la mayoría de los problemas sociales eran el resultado de las instituciones políticas que invariablemente se desequilibran a medida que los intereses más poderosos llegan a dominar los con menos poder. La salida de este estado de desequilibrio era simplemente dejar atrás la idea de las organizaciones políticas autoritarias y empezar a organizar pequeños grupos sociales de las bases, fundados en los principios de igualdad e interdependencia. Las organizaciones más grandes se formarían de una manera sobretodo espontanea mientras los colectivos se confederaban los unos con los otros. Rhodakanaty pensaba que tales organizaciones sociales eran completamente naturales y de acuerdo con el principio de la armonía.
Plotino creía plenamente que una asociación armoniosa entre los individuos, la sociedad, y la naturaleza era no tan solo natural sino también inspirada por Dios. Él creía que este estado de colectivismo y equilibrio se podría obtener en este mundo, y que correspondía a los seres humanos no esperar que llegara desde lo alto sino trabajar activamente para llevarlo a cabo. Como él lo expresó, “de nosotros depende. . . hacer descender el cielo a nuestra alma, porque el reino de Dios está en el interior de la conciencia humana.”
De acuerdo con Proudhon, Rhodakanaty apoyaba una “república de trabajo,” en la cual las diferencias entre los individuos se armonizarían a medida que todos, por medio del trabajo, contribuían activamente sus destrezas especiales al organismo colectivo. Entonces no es difícil entender como él pudiera ver en la doctrina mormona, particularmente los principios del Orden Unido, tanto una confirmación como una realización del armazón filosófico que él había montado.
Llegada a México y Conversión al Mormonismo
Al recibir noticias que las guerras de La Reforma se habían terminado, en 1861 Rhodakanaty no perdió tiempo en irse a México y llegó a Veracruz vía barco de vapor en el mismo año. Él inmediatamente se dirigió al capital, la ciudad de México. Al llegar Rhodakanaty, inmediatamente comenzó a elaborar su visión. Comenzó con publicar un artículo titulado “La Cartilla Socialista-Republicano,” la cual expuso el programa de Charles Fourier del socialismo agrario. La Cartilla fue uno de los primeros folletos socialistas publicados en México y comienza con preguntar:
¿Cuál es el objeto más elevado y razonable a que pueda consagrarse la inteligencia humana? La realización de la asociación universal, de individuos y de pueblos, para el cumplimiento de los destinos terrestres de la humanidad.
La Cartilla y sus escritos sobre Spinoza comenzaron a atraer algunos seguidores leales entre mexicanos radicales en ciernes, incluso el estudiante Francisco Zalacosta. En 1863 Rhodakanaty, con otros, formó el Grupo Socialista Estudiantil, después llamado La Social para diseminar un mensaje de la abolición del estado, colectivismo, fraternidad universal e igualdad.
Rhodakanaty luego decidió enfocar sus esfuerzos en los campesinos que él creía que ya tenían tendencias comunitarias y socialistas a pesar de ser oprimidos y explotados por los hacendados ricos. Para hacer esto, Rhodakanaty se mudó a la región de Chalco donde fundó una escuela llamada La Escuela del Rayo y del Socialismo donde enseñaba el alfabetismo, técnicas de organización y el socialismo anarquista Fourier-Proudhoniana. Zalacosta pronto se unió con él y enseñaban juntos por más de dos años. En 1867 Rhodakanaty se mudó de vuelta a la ciudad de México, con la confianza de que Zalacosta, y antiguo estudiante Chávez López podían continuar la escuela.
De nuevo en la ciudad de México, Rhodakanaty continuó a escribir y organizar, y comenzó a trabajar por una iglesia evangélica enseñando la filosofía y el griego. Pero en 1875 dio con algunas secciones del Libro de Mormón traducido por el reciente converso filipino Melitón Gonzalez Trejo y el explorador fronterizo Daniel W. Jones. Según las memorias de Jones, Rhodakanaty les escribió varias cartas a él y a su compañero de traducción Trejo, declarando enérgicamente que había tenido una visión en la cual llegó a saber que el libro era la palabra de Dios. En una carta fechada el 15 de noviembre de1878 Rhodakanaty proclama que había llegado a distinguir la “verdad y pureza de la fe Mormona” por medio de leer el Libro de Mormón.
En el 15 de Diciembre de 1878 Rhodakanaty, junto con tres otros adeptos de la nueva fe, escribieron una carta a Salt Lake prácticamente rogando que mandaran misioneros a México, donde aparentemente bajo la orientación de Rhodakanaty había unos veinte miembros de un coloquio que se llamaban Mormones. La carta los presenta como un grupo:
[…] habiendo sido convocados a una junta privada en la propia casa del doctor Plotino Constantino Rhodakanaty, promotor gerente de la misma iglesia con el objeto de organizar un pequeño círculo o congregación de propaganda religiosa y social en esta capital, dicho señor nos leyó al efecto una obra intitulada Trozos Selectos del Libro de Mormón, traducidos al español por los reverendos eíderes Melitón G. Trejo y Daniel W. Jones, cuyo sentido místico y altamente transcendental nos fue después dilucidado por el mismo doctor, quien nos probó y convenció plenamente hasta la evidencia del origen divino de tan precioso libro, y de la alta misión que su doctrina tiene que desempeñar en el mundo obrando por su influencia, toda providencial y divina, una completa palingenesia o transformación humanitaria tanto en el orden religiosa, como también en el moral, social y político.
La carta sigue con declarar que la Iglesia mormona es el sucesor legítimo de la iglesia primitiva, y que los adeptos esperan con anhelo recibir el sacerdocio. La carta está firmada por Dr. Plotino C. Rhodakanaty “Como propagador gerente de la Iglesia,” seguido por otros siente.
Después de una breve correspondencia con Rhodakanaty, John Taylor—en la clandestinidad de mariscales federales porque estaba practicando la poligamia—mandó una delegación de misioneros que llegaron a Veracruz en el 14 de Noviembre de 1879. James Z. Stewart y Meliton G. Trejo, misioneros experimentados que hablaban el español, fueron llamados y acompañados por el Apóstol SUD nuevamente ordenado Moses Thatcher para supervisar y dedicar a México para la predicación del Evangelio. Para el 16 de Noviembre, el grupo había conocido a Rhodakanaty y sus camaradas mormones, y obtenido una impresión favorable del grupo, especialmente de Rhodakanaty, de quien Thatcher escribió en su diario, “El Doctor Plotino Constantino Rhodakanaty se alegró de vernos, y de inmediato tuvimos una buena impresión de su franqueza e inteligencia.” Después de cuatro días de discusión e intercambio intenso, Rhodakanaty y Silviano Arteaga se bautizaron y fueron confirmados. Cuatro días más tarde, Rhodakanaty y tres otros fueron ordenados como elderes y Rhodakanaty fue apartado como el presidente de rama.
En 1880, Rhodakanaty ayudó a traducir el panfleto Una Voz de Amonestación escrito por Parley P. Pratt. Sin embargo, Rhodakanaty pronto perdió la paciencia con los lideres mormones cuando se hizo claro que estos no buscarían implementar comunidades agrarias al estilo Orden Unido en México. Rhodakanaty quería comenzar la obra de transformar la sociedad y esto significaba crear comunidades utópicas socialistas. A pesar de una oferta por un funcionario del gobierno de México conocido de Thatcher, la cúpula de la iglesia rechazó la propuesta de tierra gratuidad para una colonia mormona en Sonora. Si la iglesia hubiera decidido aceptar, es posible que estuviéramos contando una historia muy diferente. Sin embargo, en el 28 de Agosto del mismo año, apenas nueve meses después de su bautismo, se leyó la renuncia de presidente de rama de Rhodakanaty en la reunión sacramental, y Arteaga tomó su lugar.
Después de su renuncia de la iglesia, Rhodakanaty continuó sus intentos de implementar su visión socialista utópica con poquísimo éxito. Una razón fue que la política de México se hizo más sofocante para radicales como Rhodakanaty, quien recibió noticias que su colega y estudiante de mucho tiempo Francisco Zalacosta había sido asesinado por tropas federales. Rhodakanaty tenía una aversión a la violencia, y una esperanza ingenua que los ricos por voluntad propia se convertirían a la nueva sociedad que este esperaba crear. Por este motivo, la cúpula del radicalismo mexicano pasaba cada vez más a las manos de hombres más jóvenes y volátiles como su antiguo estudiante Chávez López.
Según el Presidente de la Misión mexicana Helaman Pratt, en 1886 este visitó a Rhodakanaty con varios otros miembros de la Iglesia para ver si podían reconciliarse con él. El resultado de este encuentro no se sabe; pero parece que Rhodakanaty mantuvo su postura de alienación porque regresó a Europa poco tiempo después.
La Atracción de Rhodakanaty al Mormonismo
A pesar de que la afiliación oficial de Rhodakanaty con la iglesia duró solamente nueve meses (según lo que sabemos), este afirmaba ser Mormón, y estaba leyendo y ensenando del Libro de Mormón desde 1875. Que fue lo que atraía este declarado socialista-anarquista a proclamar que la Iglesia Mormona era verdadero y puro?
Lo más importante, Rhodakanaty puso a Cristo en el centro de su filosofía panteísta spinozana. Para él, el socialismo tuvo sus origines en el cristianismo y, en su forma ideal, la religión no era nada más que “la caridad organizada.” Rhodakanaty fue crítico de las doctrinas tanto del Catolicismo come del Protestantismo que justificaban el dominio de los pocos sobre los muchos por amenazar con la predestinación por una parte y con el purgatorio por la otra. Muchas religiones afirmaban que la fe es suficiente, pero para Rhodakanaty el cristianismo verdadero tiene que afirmar la acción moral, igual como el refrán conocido “la fe sin las obras está muerta.” Para Rhodakanaty, la única forma legítima del cristianismo fue la iglesia primitiva, y notó que la estructura de esa iglesia era igualitaria, en cuanto al cual declara que “los primeros cristianos fueron en esencia democráticos.” Para Rhodakanaty el evangelio es un plan de redención social enraizado en los valores de igualdad, solidaridad, caridad, justicia, libertad y amor fraternal. Una sociedad gobernada por estos valores solamente se podría implementar por una forma pura del cristianismo que no dependiera de la fuerza cruda ni la coacción.
En el mormonismo, Rhodakanaty encontró una iglesia que afirmaba parecerse a esta iglesia primitiva en su estructura y sus ideales; sin embargo, como seguramente se dio cuenta Rhodakanaty, no fue tan democrático como él quizás esperaba. Las primeras comunidades mormones también practicaban una forma de socialismo agrario, especialmente durante el período cooperativo que duró aproximadamente entre 1850 y la muerte de Brigham Young en 1877. Sin duda Rhodakanaty había oído de la propiedad comunal, de las empresas conjuntas, los valores no competitivos, un énfasis en la autosuficiencia, y el carácter trabajador de las comunidades mormonas.
Los pasajes del Libro de Mormón que Rhodakanaty leyó probablemente describieron el destino de la gente indígena de Norteamérica, los cuales se creía que eran los antepasados directos de los Lamanitas en el Libro de Mormón. Rhodakanaty tenía un interés profundo en los pueblos indígenas y quería edificar una Nueva Jerusalén y “ver a la gran Tenochtitlán transfigurada en unión de todo el globo circundando por unos nuevos cielos y una nueva tierra que serán la Jerusalén celestial del apocalipsis.”
Conclusiones y Estudio en el Futuro
Aunque Rhodakanaty no llegó a durar como miembro fiel de la comunidad mormona en México, su sofisticación filosófica, su influencia amplia en la política radical de México y su entrega a edificar una sociedad nueva basada en las éticas sociales cristianas nos debe llevar a considerar las perspicacias y los enlaces que él proporciona con respecto a dos mundos que rara vez se relacionan: el mormonismo y el anarquismo. Esperamos ilustrar algunas de estas perspicacias por medio de una serie de artículos próximos en los cuales proveeremos observaciones mas detalladas de la biografía, filosofía, y teología de Rhodakanaty.
lunes, mayo 13
ONU urge a Estados a ratificar la protección de los DESC
El protocolo facultativo del pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) entró en vigor el pasado 5 de mayo una vez que fue firmado por 41 países y ratificado por 10. Cabe señalar que México fue uno de los países impulsores del protocolo, sin embargo, hoy se encuentra fuera de los países firmantes.
Ante ello, un grupo de expertos de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), urgió mediante un comunicado a que los gobiernos del mundo a ratificar dicho instrumento internacional que permite a quienes se les han negado sus derechos económicos, sociales y culturales presentar denuncias que serán revisadas por un comité de expertos de la ONU.
El protocolo facultativo, que acaba de entrar en vigor, ha sido ratificado hasta el momento por diez Estados pioneros: Argentina, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Ecuador, El Salvador, Mongolia, Portugal, Eslovaquia, España y Uruguay, quienes han formado así un “club por la justicia social”.
“Este nuevo procedimiento faculta a individuos y grupos, sin importar su nacionalidad o estatus migratorio, para que invoquen, entre otros, su derecho a la alimentación, al agua, a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo y a la seguridad social, ante el Comité de DESC de la ONU,” enfatizaron los expertos.
Los especialistas independientes subrayaron que el protocolo representa “un gran paso en la protección y realización de los derechos económicos, sociales y culturales, y una poderosa confirmación de que son tan importantes como los derechos civiles y políticos, con los que se encuentran fundamentalmente interrelacionados y son interdependientes.”
Este nuevo mecanismo, añadieron, da esperanza ante la latente regresión inherente a las llamadas ‘medidas de austeridad.’ “Dicha regresión es incompatible con el artículo 5to del pacto internacional de DESC,” declararon.
“Instamos a los gobiernos del mundo a unirse a este ‘club por la justicia social’, y hacemos un llamado a las y los defensores de derechos humanos, a las instituciones nacionales de derechos humanos y a la sociedad civil en general, para que difundan este nuevo procedimiento de peticiones en un esfuerzo coordinado para lograr la ratificación del protocolo facultativo del pacto internacional de DESC, y de esta manera avanzar hacia una membresía universal,” concluyeron los expertos independientes de la ONU.
Marcha por la dignidad nacional, el otro 10 de mayo

El día de hoy, 10 de mayo, se realizó la “2da Marcha de la dignidad nacional” –del monumento a la madre al ángel de la independencia-, la cual estuvo integrada por madres mexicanas y centroamericanas que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos en México. La caravana estuvo acompañada por organizaciones de la sociedad civil que exigen verdad y justicia sobre los miles de casos de desapariciones sin resolver, incluso desapariciones forzadas– es decir, desapariciones ocurridas con la participación de agentes del estado-.
En este sentido, Daniel Zapico, representante de Amnistía Internacional en México, afirmó mediante un comunicado que “aunque no todos los casos de desapariciones sean casos de desapariciones forzadas, eso de ninguna forma aminora la tragedia que sus familias viven y tampoco disminuye la obligación de investigar estos casos para así garantizar la verdad y la justicia.”
“Hoy 10 de mayo es un día muy especial para muchas mujeres que son madres en México. Sin embargo, para estas mujeres es un triste un recordatorio de la ausencia de sus hijas e hijos” , enfatizó Zapico.
Las madres y familiares de las víctimas se han tenido que enfrentar a enormes dificultades para documentar sus casos y sumar sus voces a las de otras familias para presionar a las autoridades federales y estatales. Es hora de que estas autoridades reconozcan la dignidad de la lucha de las familias y actúen para cumplir con sus justos reclamos qué exigen el esclarecimiento de las desapariciones y llevar ante la justicia a los responsables, puntualizó el comunicado de Amnistía Internacional.
Cabe señalar que recientemente las autoridades mexicanas reconocieron al menos 26 mil casos de desapariciones ocurridas en los últimos años, la mayoría de los cuales permanecen sin ser investigados. Tampoco existe información sobre cuántos de estos casos podrían constituir desaparición forzada.
Asimismo, durante su visita a México, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales, señaló una serie de acciones que las autoridades deben implementar para priorizar la protección de los derechos humanos y el acceso a la justicia en garantía del derecho a la vida, entre las cuales se incluyen investigar efectivamente los casos de desapariciones y construir, en colaboración con los gobiernos de Centroamérica, una base de datos de personas desaparecidas que incluya información biométrica.
jueves, mayo 9
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