Lukas Stella
Capitulo VIII del libro "Estratagemas del cambio, de la ilusión de lo inverosímil hacia la invención de los posibles", 2008
(Publicado en las Éditions Libertaires / Courtcicuit-diffusion)
El cambio no se puede pensar en término de recetas, de direcciones y restricciones, de rentabilidades obligatorias, de explotaciones y ganancias, de campañas político-publicitarias, de mayoridad ficticia, de manipulaciones y condicionamientos, de competencias de negocios mafiosos, de estafas y especulaciones, de guerras y victorias aplastantes… se trata solamente de pensar en los que uno ama o con quienes le gustaría encontrarse, a lo que deseamos de mejor para ellos y también para nosotros. Es en las voluntades de vivir juntos sin barreras, que empieza el cambio en el mundo de la gratuidad, en donde las potencias financieras y sus sirvientes ignoran todo.
La idea de hacer de otra forma las cosas no es lejana, porque la construcción de nuestra realidad actual limita nuestras posibilidades. Nuestra aptitud en cambiar viene en gran medida de nuestra capacidad en poner al día los recursos escondidos detrás de las discapacidades o las resistencias que solo son visibles. Se trata de extraer de nuestras inhibiciones y de nuestros defectos, nuestras reservas de sueño, reconociendo y usando sus funciones útiles. Para tener el deseo de cambiar y tomar placer en ello, sintiéndose capaz, es necesario entender que sí tenemos el potencial. Si uno busca los límites de los otros, uno se limita a si-mismo, pero buscando los recursos que tenemos, a uno se los devuelve. Esta es una manera eficaz e inventiva de autogestionarnos.
Nuestras capacidades sensoriales enriquecen nuestros recursos. El desarrollo de nuestra agudeza sensorial depende de nuestra capacidad en discernir y aprehender las diferencias. Sin usar todas nuestras capacidades sensoriales, disminuimos nuestro campo de conocimiento, y limitamos nuestras posibilidades de acción.
Todo pasa como si hubiéramos olvidado la extensión sorprendente de nuestros recursos humanos, perdiendo confianza en la fuerza de nuestra naturaleza, de la cual, la esencia es un cambio permanente.
La explotación del hombre por el hombre es una guerra devastadora, y no puede ser abolida sin el adelanto de la lucha del hombre consigo mismo, entre las fuerzas del inconciente y las del conciente. Cambiando de perspectiva, el inconciente no es más nuestro adversario sino un tesoro, estanque inagotable con el cual uno coopera en el curso poético de la vida así recompuesta. Nuestra inteligencia inconciente de nuevo accesible, nuestras inciertas intuiciones pueden inventar las incredulidades necesarias al cambio vuelto inevitable.
Cada vez que se construyó la realización de un cambio de perspectiva, revolviendo las relaciones sociales y humanas, surgió de repente esta pasión de vivir plenamente, capaz de disolver la opresión económica y de despertar los deseos de amor, de ayuda, de solidaridad, en la gratuidad de los placeres sin limite, el arte de disfrutar y la invención de la alegría.
La voluntad de cambio ya no basta. La receta ideal reposa sobre la creencia de haber encontrado la verdad, lo único, fuera de todo contexto. Este mito se acompaña de la misión de predicar la verdad con el fin de cambiar el mundo, con la esperanza que sea reconocida por lo más de adeptos posibles. Los que no quieren convertirse a este punto de vista se vuelven obligatoriamente de mala fe, es decir de creencia maléfica y se trata de eliminarlos para el bien de la humanidad.
<< Un modelo social universalmente dominante, que tiende a la autorregulación totalitaria, es aparentemente combatido por falsas contestaciones puestas permanentemente en su propio terreno, ilusiones quienes, al contrario, reesfuerzan este modelo. El seudo-socialismo burocrático solo es el más grandioso de los disfraces del viejo mundo jerárquico del trabajo alienado. En el seno de este mundo, unas organizaciones supuestamente revolucionarias solo lo combaten aparentemente, sobre su propio terreno, a través de las más grandes mistificaciones. Todas se reclaman de ideologías más o menos petrificadas, y solo participan a la consolidación del orden dominante. Los sindicatos y los partidos políticos forjados por la clase obrera para su propia emancipación se volvieron unos simples reguladores del sistema, propiedad privada de dirigentes que trabajan a su emancipación particular y encuentran un status en la clase dirigente de una sociedad que no piensan jamás poner en tela de juicio. En un mundo fundamentalmente mentiroso, son los que llevan la mentira más radical, y trabajan a la perennidad de la dictadura universal de la economía y del Estado. >>
Unos miembros de la Internacional Situacionista y unos estudiantes de Strasbourg, De la miseria en medio estudiantil, 1966.
Todas las tentativas ideales de cambio social han ampliamente comprobado su ineficiencia. La búsqueda de la solución perfecta crea una paradoja. El problema donde se tranca la situación es la búsqueda de una solución imposible. El desbloqueo pasa por el rechazo a la elección de alguna solución, esto crea una nueva paradoja que toma el lugar de la antigua, anulándola. La solución emerge en la ausencia de solución. En lugar de buscar una solución, se trata de buscar un problema que corresponda a las acciones posibles. Así la situación se desplaza en una perspectiva de cambio, en un juego subversivo con resurgimientos situacionales.
<< El proletariado descubre hoy en día que no existe programación alguna del futuro. Tiene miedo, sin tener nada que proponer sino la destrucción absoluta de todas las formas sociales presentes. Esto no es un defecto, sino la calidad esencial del proletariado moderno, su nihilismo conciente, el proyecto de inaugurar una aventura desconocida a la escala de la humanidad y de ella, tener su entera responsabilidad. Para él, es previsible todo lo que es visible y necesario.>>
Jules Henry y Léon Léger, Los hombres se drogan, el Estado se reesfuerza, 1974.
Si quieren conocer como funciona, busquen en cambiar algunos funcionamientos. Las prácticas operatorias se substituyen entonces a las creencias reductoras.
El incidente creativo, o el cambio imprevisto, surge siempre fuera del cuadro de los controles del sistema, porque éste no puede considerar la existencia de un exterior a su propio funcionamiento. Limitado a su contexto interno, un sistema no puede entenderse a si-mismo, y desde luego tampoco a lo que le es extranjero.
Para entender el cambio es necesario recuadrar la situación en un contexto más amplio, entendiendo la invención de un cambio de perspectiva, escapando al cuadro restrictivo y destructor del espectáculo. Desplazar un punto de vista, de ángulo muerto hasta el presente, introduce una mezcla de contextos diversos permanecidos ajenos. Es entonces que emerge un desconcierto en las percepciones y en las reglas establecidas hasta ahora. Para compensar este desconcierto y reconstruir un equilibro, se deberá establecer una importancia nueva y mayor a las relaciones con los demás.
Un cambio emerge en donde uno no lo espera y de ahí surge una nueva percepción de la situación. Es una invención que escapa a nuestras creencias anteriores. Introduciendo, desde un exterior ficticio, un nuevo punto de vista, uno experimenta así un juego diferente, que se burla de las reglas del antiguo juego, volviéndolo así caduco.
Se trata de adaptar esta táctica, invención de un real posible, a nuestros deseos. Esto permite el cambio usando las contribuciones de la experiencia como fundación de una estrategia predictiva de intervención que se mantiene en una constante evolución auto-correctora. Podemos así construir una perspectiva alternativa que vuelve posible experimentar distintamente la situación, contribuyendo a un nuevo uso de los conocimientos que ya poseemos. Simplemente, no sabemos que sabemos. En efecto, podemos elegir ser o un descubridor de un mundo separado cuya realidad permanece incambiable, o un inventor de nuestro propio mundo, libre de construirse con elecciones vueltas posibles.
El cambio de perspectiva consiste en abandonar nuestras certezas solitarias y hacer que el curso de nuestras derivas naturales se unifique en un buen vivir para todos. Es así posible pasar de la búsqueda de una solución de cambio, al placer inmediato y gratuito de cambiar, tomado durante nuestras experimentaciones inciertas. El deseo nos empuja en nuestra evolución dando sentido a nuestras acciones. Tomar el tiempo de imaginar la realización de nuestros deseos siembra las semillas del cambio, como una fuerza de atracción considerable. Nuestros comportamientos tienen entonces una fuerte propensión a orientarse espontáneamente hacia la dirección deseada, inventando un espacio de sueño y libertad. Las ganas apremiantes de realizar nuestros deseos aumentan fuertemente el deseo de cambiar, volviendo el objetivo atractivo, ellas movilizan y atraen las energías quienes se terminan liberando.
Nuestro propósito es iniciar el proceso de solución en vez de enfrentarse sin esperanza a las fuerzas del orden, de chocarse frontalmente al sistema de obligaciones controladas. Atacar en donde nadie le espera de paso firme, en donde no parecerá ser como una agresión representada por el espectáculo. Acciones directas, bandas armadas, terrorismo solo existen a través de la propaganda de sus enemigos. No irse derecho al muro cuando uno puede elegir la facilidad, por placer y juego, de buscar resonancia y sincronía con los demás dentro del nuevo contexto emergente, y así apropiarse de las eventualidades propicias de los imprevistos en devenir.
Múltiples caminos posibles están a nuestro alcance. Pequeños cambios siempre conllevan otros. Tratar de vivir juntos en una nueva experiencia concreta nos conducirá a tener una percepción diferente de la realidad, a construir un nuevo equilibrio basado sobre esta perspectiva, volviendo accesible una nueva situación, al interior de la cual el cambio de percepciones y de reacciones se vuelve inevitable. Podemos así optar por observaciones operatorias que nos permiten conocer nuestros problemas por sus soluciones. Ese aprendizaje evolutivo es un proceso experimental en el cual vamos encontrando nuestro camino con los demás, incluyéndonos en un tejido vivo de relaciones, donde las concordancias forman conjunciones y las sincronías entran en resonancia.
Un pequeño cambio en el comportamiento de algunas personas pueden llevar a diferencias profundas, de un alcance considerable en el comportamiento de todos.
<< Nos encontramos flotando en un mundo que es solo cambio, mientras hablamos de ello como si existía un elemento estático. >>
Gregory Bateson, Algunos pasos más hacia una ecología del espíritu, una unidad sagrada, 1991.
La “deriva” practicada por los Situacionistas es una práctica de utilización de un cuadro predefinido, del cual el cambio puede permitir un reencuadre inesperado, saliendo del contexto de partida. Su recuperación comercial en dominios de la publicidad, de la política y del arte, transformó progresivamente sus capacidades de deriva poética y subversiva, en técnicas marketing ostentatorias.
Se trata hoy en día de apropiarse las relaciones abandonadas a las apariencias prefabricadas, desviando situaciones directamente vividas, saliendo así del cuadro de los objetos de comunicación textual y visual. Cuando no es la huella directa de una situación vivida en un cambio radical de perspectiva, la “deriva”se limita a un fenómeno de comunicación particular perdido en las apariencias espectaculares de sumisión generalizada.
Cuando nos implicamos en las revueltas, apropiándonos de los movimientos, no debemos nunca desdeñar, y tampoco condenar, las conductas de algunos porque nos parecen ingenuas, ceñidas, inoperantes e ineficaces. Los comportamientos adoptados en unas tentativas de revuelta son parte, como nosotros, del problema inherente al cambio. Esos comportamientos, como los nuestros, constituyen el entorno al interior del cual nuestros deseos de cambio se manifiestan. Nuestra estrategia, para ser operacional, debe anclarse en la utilización de estas manifestaciones extrañamente repetitivas, estúpidas en sus fracasos, absurdas en la reproducción de esquemas sin salida, irracionales y contradictorias en la acumulación de derrotas. Usar las resistencias al cambio nos permitirá entender las virtudes de nuestros defectos empujando en el sentido de la facilidad.
El simple reconocimiento de las condiciones existentes se funda así en el respeto total de los individuos autónomos. Nuestra táctica consiste en estar listos para reaccionar a cualquier aspecto de la revuelta o de su entorno, precavidos a apoderarnos de un momento, de un evento, apropiándonos con otros de lo que está pasando. Nos construimos una disponibilidad en discernir y usar comportamientos mínimos y aspectos aún desapercibidos de la situación, facetas no reconocidas de la experimentación en curso. Tomamos elementos de acontecimientos inmediatos y los damos vuelta en una dirección constructiva, un sentido eficaz para un cambio efectivamente posible, en una perspectiva de cambio global.
Si derivamos activamente en este proceso de co-creación del cambio, cuyo origen está situado en la experimentación colectiva de la rebelión, entonces nuestras contribuciones no podrán ser tomadas como soluciones iluminadas a reproducir. Solo hay conductas a seguir en la sumisión y la resignación. No hay programa de cambio, solo prácticas más o menos operacionales.
No proponemos ningún programa, ninguna línea de conducta a seguir servilmente, hemos elegido los recursos que cada uno aporta en su revuelta. Podemos ayudarnos mutuamente a realizar las virtudes de nuestros defectos.
En la práctica, se trata de incitar estos comportamientos de resistencias a la opresión, inapropiados al cambio, al fin de desviarlos sutilmente con un punto de vista desplazado hacia un contexto ampliado de las posibilidades de cambio, emanaciones de nuestros deseos comunes del momento. Lo que aporta cada uno es la energía de vida que nos permitirá lanzarnos en una situación imprevista y experimentarla, en co-creación con los cómplices del momento. Esos procesos creativos no son provocados por intuiciones divinas venidas del cielo, pero surgen siempre por accidente, en donde el imprevisto nos empuja hacia una reacción susceptible de hacernos encontrar un cierto equilibrio. La creación de situación no viene de una inspiración superior, sí de la utilización de acontecimientos imprevisibles en una apropiación colectiva inestable en búsqueda de armonía y sincronía.
En función de la especificad de un bloqueo al cambio, copiar la estructura de éste, modificando el sentido acordado, puede poner la fuerza de esta persistencia al servicio de un cambio operacional. Así podemos modificar nuestras disposiciones perceptivas y reactivas sin que nos demos realmente cuenta. En esta perspectiva, uno ya no se fija en la causa del problema sino en como se mantiene, se alimenta y persiste. Para construir un cambio rápido, se trata aquí de alterar la persistencia del problema, bloquear el bloqueo, desviándolo.
Las tentativas de solución, disfuncionales en su puesta en acto redundante, terminan por construir literalmente un círculo vicioso, al interior del cual lo que hacen los individuos o los grupos de individuos para combatir sus problemas, los mantiene volviéndolos cada vez más complejos. El desbloqueo consiste en introducir pequeñas modificaciones en las tentativas de soluciones. Esto conduce siempre a nuevas posibilidades operacionales.
Es la desviación quien es el motor del cambio, porque altera la dificultad, o la manera ineficaz de realizarla. Puede revelar eventualidades alternativas que vuelven posible una experimentación diferente.
Todo es utilizable según el punto de vista del cambio posible. Cuando no están limitadas a resistencias corporativistas, las huelgas pueden ser una herramienta eficaz a la conmoción social. Las economías paralelas basadas en el intercambio cooperativo o la gratuidad desagregan de a poco, este periodo de fin de reino del lucro en competencia permanente. Disfrutar de la vida, jugándose de las trabas, disuelve la moral de sacrificio y de culpabilización que sostiene la esclavitud de la actividad por el trabajo. Nos queda situar esas acciones, desplazándolas en un cambio de perspectiva. No hay una forma de hacer sino una infinidad.
Los revolucionarios de la vida ya saben qué hacer para sobrepasar las confusiones que hacen bloqueo. Solamente, no saben que saben, porque se piensan ineficaces. Podemos inventar juntos un nuevo uso de los conocimientos que ya tenemos, en unos equilibrios diferentes que no necesitan ser únicos y perfectos.
Había una vía ideal pero irrealizable, ahora hay una multitud de experimentaciones posibles.
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