LA SANGRE MIGRANTE DERRAMADA EN SAN FERNANDO,
TAMAULIPAS HACE DOS AÑOS, NOS CONVOCA
“Un clamor se ha oído en San Fernando, Tamaulipas, mucho llanto y lamento, es Centroamérica que
llora a sus hijos e hijas, y no quiere consolarse porque ya no existen”.
Para los creyentes, la sangre de todo ser humano es sagrada, cuando sale la sangre del cuerpo humano se va perdiendo la vida; la sangre derramada de seres humanos a causa de la violencia es una maldición y manifiesta el fracaso de la convivencia humana, la sangre derramada de seres humanos inocentes, los cristianos, lo llamamos martirio. En San Fernando, Tamaulipas, México, hace dos años se derramó la sangre de setenta y dos personas. Las causas de su muerte – martirio: 1) El ser migrantes; 2) El negarse a colaborar con el crimen organizado más cruel y sanguinario en la historia reciente de nuestro país: los zetas; 3) La omisión y/o corrupción de las autoridades en todos sus niveles.
Los migrantes cruel y cobardemente masacrados en San Fernando, Tamaulipas son solo setenta y dos personas de todo un pueblo en éxodo permanente que clama justicia, que camina, que se sube a la bestia, que navega por los ríos, que burla retenes, que es discriminado; un pueblo en marcha con el bendito sueño de llegar al norte y ofrecer su fuerza de trabajo para tener una vida digna, pues en sus países de origen sólo alcanzan a sobrevivir.
El gobierno que sale en México, deja un país teñido a profundidad con la sangre de miles de
personas, deja miles de huérfanos, viudas y madres desesperadas porque sus hijos e hijas están desaparecidos; cientos de esas víctimas son personas migrantes. El gobierno que entra ya nos ha dado las primeras señales de lo que viene: represión, persecución mediática y real, cierre de Casas de migrantes, criminalización de los que han asumido la defensa de las víctimas y promoción de la xenofobia. Ambos grupos son parte de un sistema político, económico, social, cultural, incluso religioso, que para subsistir necesita hambriento el derramamiento de sangre y la muerte de los grupos más vulnerables de la sociedad.
Los mártires de San Fernando, Tamaulipas y de la violencia de Estado, son el testimonio
subversivo que nos impulsa a seguir luchando para que en la región tengamos una migración no forzada y libre de violencia. Su sangre ha sido regada en el suelo mexicano lleno de escombros y no sabemos cuándo de fruto, pues los gobiernos insisten en mantener la violencia que nos ahoga como naciones, insisten en perpetuar un podrido sistema que vomita seres humanos y los catapulta hacia el norte, no sin antes pasar por el campo minado en el que han convertido a México.
Con respeto y firmeza, decimos a las y los familiares de las víctimas, que dolorosa y
paradójicamente el asesinato de sus seres amados nos ilumina, pues ellas y ellos son ahora faros en esta noche densa y oscura por la que atraviesa México y de la cual pareciera no seguirá el día. La sangre derramada en San Fernando y en todas las rutas migratorias desde Centroamérica hasta Estados Unidos, nos convoca a seguir exigiendo justicia a las víctimas, a demandar la transformación de las HOGAR – REFUGIO PARA PERSONAS MIGRANTES instituciones, a reclamar la desaparición del INM tan lleno de corrupción a pesar de las anunciadas depuraciones; a transformar la historia y junto con las personas migrantes, darle otra dirección.
Con insobornable esperanza:
LA 72, HOGAR – REFUGIO PARA PERSONAS - MIGRANTES
Tenosique, Tabasco, 24 de agosto de 2012